Estos son 5 de los mejores lugares de comida callejera en Medellín que nos flecharon con su historia, sus parajes no convencionales, los personajes que acostumbran atenderlos y sus recetas que se han vuelto leyenda.
Carimañolas en el tranvía
Recorrer la vía del tranvía es un plan inexcusable para descubrir un pedazo de la zona oriente de la ciudad, edificaciones patrimoniales, un camino de silleteros y nuevas apropiaciones del espacio público. Por eso si después de tomar el tranvía, después de las 5:30 p. m. de cualquier día, te animas a subir o bajar a pie por Ayacucho te recomendamos probar las carimañolas sobre la calle Giraldo, son sabrosas y elegantes, sin mencionar que tienen la sazón de tres regiones: la receta caribeña, los chefs venezolanos y la residencia en Medellín. Hay de champibrocoli, carne, bocadillo, champiñon, platano maduro, espinaca (todas con queso) y la jumbo que puede llegar a pesar casi 1 kilo. Para aderezar ofrecen más de 5 salsas artesanales (entre ellas una llamada Orgásmica- que se nos hace imposible describir con palabras).
Perritos guacamoludos
Al lado de un famoso “burdel” frente al centro comercial San Diego hay un puestecito de perritos chiquitos pero nutridos de guacamole. Son tan apetecidos que, de su equipo de cinco personas para atender la clientela, hay una sola encargada de picar la cebolla y el tomate que complementa a su deliciosa ensalada guacamolera. Son igual de nocturnos que su compañero vecino y trabajan todos los días para calmar hambres de fiesta y antojos inoportunos.
Chunchurria de “El Mocho”
En Buenos Aires, cerca al tranvía, está el puesto de chunchurria más famoso de todo Medellín: la de “El Mocho”, que lleva ese nombre gracias a su dueño, quien empezó desde los 12 años en el negocio de la chunchurria y ya lleva uno 30 años propagándose como una leyenda y consolidándose como un proveedor de lujo de su producto ya condimentado a otros puestos de chunchurria de la ciudad, todo en honor al colegaje. Y aunque algunos dirán que no son muy amigos de este tipo de recetas, esta chunchurria sabe a mérito justo y brilla por su buen nombre.
Hamburgesas debajo del puente
Hay puestos de calle y estaderos de calle, este es el segundo. Debajo del puente de Guayabal con la calle 10, hay casi 30 metros bajo techo de puente dispuestos para un asadero “gourmet” y la comodidad de sus clientes. Cualquiera que vaya y se anime a probar, va a quedar cautivado con los cortes de carne que solo adoba la buena técnica, el cemento y los pitos de los carros. Recomendado el solomito, la punta de anca y las hamburguesas con carne bien asada de 200 gramos.
Patacón con suero costeño
Para salvar del hambre estudiantil a los universitarios de la UdeA -con sueldo de universitarios-, se inventaron una curva en la que solo al cruzar un puente peatonal se alojan casi 20 puestos de comida de afán, para nutrir cerebros. La mayoría venden burritos, pero el formato más rápido, ligero, vegetariano y sugerido es el patacón de Las delicias de mi pueblo. Guacamole, hogao, suero costeño y tajada de queso… ¡y a estudiar!
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