En el 2013 hice un viaje a Nueva Zelanda por 6 meses. Tenía 17 años y fui a hacer un semestre del último año de bachillerato. Nunca había salido sólo de Colombia, mi país pero me sentía muy emocionado y con muchas expectativas. Como ya había terminado el colegio en Rionegro, mi ciudad, allá tomé sólo materias bacanas: fotografía, cocina, carpintería, inglés y una que se llamaba Outdoor education. Esta última fue la mejor; no sólo era “una nota” sino que me mostró cosas que no tenía idea que me podían gustar tanto. Aprendí a escalar en roca, a practicar kayak en ríos, a practicar senderismo y a hacer campamento de supervivencia. Es como si hubiera abierto los ojos y mi visión se hubiera vuelta más amplia. Desde eso me di cuenta que amaba la naturaleza y estar en contacto estrecho con ella, y que quería pasar tanto tiempo haciendo actividades como estas el mayor tiempo posible. Entonces pensé, este país es muy organizado en turismo y les va muy bien. Tiene 10 veces menos población que Colombia y todo su territorio cabe más de 4 veces en el de Colombia ¿Por qué no estamos trabajando en turismo?

3 años después

Luego del viaje a Nueva Zelanda descubrí una pasión pero no sabía como vincularla a mi vida diaria e incluso a mi trabajo. En el 2016 empecé a estudiar como se estaba desarrollando el turismo y encontré cosas muy buenas pero también mucha informalidad, servicios de baja calidad y sobretodo todo el mundo haciendo exactamente lo mismo. Encontré también que el crecimiento del turismo en Colombia estaba casi 3 veces por encima del promedio mundial y de cualquier otro país. Ese año desarrollé un proyecto académico en la universidad para ver si era viable crear una empresa de turismo ¿La respuesta? ¡Absolutamente sí! Sin embargo, ese año estaba concentrado en terminar la carrera entonces no pensé en emprender, pero sabía que quería hacerlo.

2 años después

Tengo un amigo que ha creado muchas empresas y siempre está buscando nuevas oportunidades. El sabía desde hacía mucho tiempo de mi idea de crear una empresa para proveer experiencias bacanas y compartía la percepción de que podía funcionar. En marzo de 2018 lo llamé para ver si tenía en mente algún proyecto para desarrollar. Ya casi terminaba la universidad y estaba buscando emprender, pues sabía que no quería trabajar en una empresa tradicional. Ese día hablamos de nuevo sobre la idea de turismo y decidimos investigar y tomar una decisión. Luego de una semana yo dije sí y él dijo sí entonces empezamos a trabajar. Antes de nuestra primera reunión formal yo sabía quién quería que fuera el tercer socio. Era un amigo de toda la vida con quien compartía la pasión por viajar, por la naturaleza y el emprendimiento. Dijo que sí inmediatamente. Para hacer corta la historia, trabajamos por 3 meses juntos pero luego decidimos que la sociedad no funcionaba como esperábamos y que lo mejor era separarnos y que yo siguiera con el proyecto ya que había sido el de la idea. Me estresé mucho tratando de tomar esa decisión porque somos muy buenos amigos y no quería dañar nuestra amistad. Lo mejor es que al final los dos tomaron las cosas muy bien y mantenemos nuestra amistad.

6 meses después

Nomad está brindando experiencias satisfactoriamente, creciendo y reinventándose todos los días. Trabajo todos los días con una motivación que nunca había sentido. Me siento absolutamente feliz con este proyecto y quería compartir esta historia con mis invitados y con cualquiera que le pudiera interesar.